La espontaneidad de los niñ@s

19 de abril de 2018

Ya sabéis que me encantan los niñ@s, no solo por la inocencia y la ternura que desprenden, sino por su gran ESPONTANEIDAD.

Existe una razón por la cual los niñ@s son tan espontáneos, por la cual ellos dicen lo primero que se les pasa por la cabeza. Y es que su cerebro está desarrollándose. La parte frontal de nuestro cerebro, encargada del razonamiento, es decir, la que nos ayuda a saber si es oportuno decir o hacer algo en un determinado momento, es la última en desarrollarse. Por eso, muchas veces nos encontramos por ejemplo con que los peques, a partir del año y medio, les da por saludar a todo el mundo que se le cruza por la calle, y mas adelante comienzan a interactuar y hacer preguntas a desconocidos… ¿Cómo te llamas?…¿A dónde vas?…¿Tu eres mi amigo?

Es verdad que con los años, gracias a nuestro desarrollo cerebral, vamos ganando en empatía. Sabemos que ciertos comentarios o comportamientos pueden molestar a los demás, pero también es verdad que a veces pasamos a racionalizar todo, a cuestionar nuestras palabras y las de los demás y a querer controlar todas las situaciones….y vamos perdiendo esa mágica naturalidad que queda encerrada en nuestro niño interior.

«Siempre que actuemos con respeto podemos ser personas libres, espontáneas, expresivas, intuitivas. En definitiva, seguir tu instinto y no perder tu esencia»

Lo mismo ocurre a la hora de expresar las emociones. Los mas peques muestran su alegría, tristeza, miedo, enfado, frustración…ante cualquier persona y en cualquier circunstancia, mientras que los adultos solemos ocultar ciertas emociones ante los demás. Esto es debido a que nuestra sociedad nos ha echo pensar que debemos estar siempre bien, a sonreír pase lo que pase, por lo que existe una tendencia especial a no mostrar las emociones negativas.

Sin embargo, si pretendemos eliminar la emoción rápidamente, lo único que conseguimos es alimentarla y formar un círculo del que no podremos salir.

«Abrazar las emociones es dejar que se marchen»

Aprendamos entonces de la espontaneidad emocional de los niñ@s y no dejemos que ellos la pierdan. Mostrémosles que los adultos también nos ponemos tristes, nos enfadamos, nos frustramos…y no nos escondamos para que no nos vean. Si te liberas de la culpa por mostrarte vulnerable ante los malos momentos, darás ejemplo a los niñ@s de que no siempre vamos a estar alegres, que suceden cosas que nos ponen tristes o nos enfadan y que las emociones y sentimientos negativos no se reprimen. Se expresan, se comparten, se dejan fluir y…. tras la tormenta llega la calma.

Dejemos entonces que ellos muestren sus emociones con libertad. Aunque a veces no entendamos porque nuestros peques se sienten así, debemos acompañarles en su emoción y no juzgarles. Evitar comentarios como…»no llores por eso», «si lloras no te doy tal cosa», «no tienes motivos para enfadarte» «me sacas de quicio cuando te pones así»….Suelen ser frases que nos salen inconscientemente porque a nosotros cuando éramos niñ@s también nos las dijeron. Si les cohibimos de tal forma, seguramente guardarán dentro de si sus emociones para sacarlas con mas fuerza en otro momento. Lo que se guarda y no se expresa al final explota.

Otra de las cosas que me gustan de los niñ@s en sus primeros años de vida es su capacidad para concentrarse en el aquí y ahora, para vivir el presente. Saben disfrutar de cada momento como si no hubiera un mañana. Por eso pueden estar llorando como si se les fuera la vida y a los cinco minutos estar jugando como si nada hubiera pasado.

A los adultos nos cuesta desengancharnos del pasado y no preocuparnos por el futuro.

«Conforme vamos creciendo vamos perdiendo ese regalo que en realidad es lo único que tenemos, el presente»

No nos damos cuenta de que estamos todo el día pensando mucho y haciendo poco, pensando en lo que vamos a hacer el fin de semana, lo que vamos a hacer en el verano, lo que vamos a hacer cuando tengamos trabajo, cuando tengamos mas dinero, cuando tengamos pareja, cuando tengamos hijos, cuando los hijos se vayan de casa….pero…¿eso llegará algún día? Es una ilusión de la mente, que quizás se hará realidad o quizás no.

Me acuerdo por ejemplo de cuando un adulto, padre, madre, abuelo…etc va por la calle diciéndole a un niño…¡Date prisa que no nos va a dar tiempo de jugar en el parque antes de cenar! Pero el niño realmente ya está jugando mientras va de camino al parque, saltando las baldosas, los bordillos, intentando coger una paloma, parándose a observar un camino de hormigas…..¡porque ellos viven siempre el presente!

Aquí dejo esta reflexión….

«Aprendamos de la esencia de nuestros niñ@s porque aunque ellos aprendan de nosotros, también nosotros podemos aprender de ellos.»

¡Buena semana! Hasta pronto 🙂

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